viernes, 27 de julio de 2018

Construir una cultura en la vida, en la iglesia y en equipo.

"Todo tiene una cultura. Tu vida tiene una cultura, tu matrimonio, tu casa, tu negocio, nuestras iglesias tienen una cultura… Si eres un líder, tu eres el que establece esa cultura. – No puedes construir la cultura a menos de que estés preparado para SER la cultura. Cualquier cultura es solo tan fuerte como su más bajo común denominador. No es suficiente simplemente decidir la cultura que quieres, porque si tienes en tu equipo personas con un espíritu diferente, entonces es donde se establecerá el camino y el nivel de tu cultura. Construye una cultura alrededor de personas fieles. Las personas que son fieles en tu organización son aquellas que ‘llevan la cultura’’- Ellos son los que enseñarán a los demás los hábitos colectivos mucho después de que ya no estés. Ellos llevarán la visión y harán los cambios necesarios para mantener el corazón y los propósitos de la misión. Si llevas un negocio, iglesia u organización entonces haz los ajustes correctos…¡nunca es demasiado tarde para SER la cultura que quieres ver! Posibles patrones culturales para abrazar:
1- Soy una persona que dice “Sí se puede” Me rodeo del tipo de personas que viven con una actitud que dice “sí se puede". Es tan fácil dejarse afectar por lo que no se puede hacer, por lo que no nos podemos permitir, por lo que no tenemos tiempo, por lo que no se puede… siempre hay una razón por la cual no hacer algo. Las personas son muy rápidas para decirte por qué no puedes hacerlo, por qué no te lo puedes permitir, no tenemos a las personas, no tenemos el dinero, no tenemos el tiempo… Una de las cosas que nos impide construir a personas ‘que pueden’ es cuando vivimos guiados por la experiencia. Ninguna innovación, creación o algo nuevo nace de la experiencia, porque la experiencia sólo nos dice lo que se ha podido y lo que no se ha podido hacer. Pero cuando vives con una mentalidad que dice ‘sí se puede’, es increíble como puedes encontrar la manera.
2. Este no es mi trabajo, esta es mi vida. 2 Timoteo 1:9 dice: ‘Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo’ Somos salvos para un propósito, somos llamados para un propósito, se nos da una gracia para un propósito; se trata del propósito de Dios. Cuando vivimos llamados, lo que hacemos es un llamado, no solo un trabajo. Jesús habló del espíritu del asalariado en Juan 10:11,13. Él dijo: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas.” Si eres un pastor, ten cuidado de no buscar alrededor del mundo quién es el mejor o el más talentoso. Construye desde dentro, de aquellos que están plantados en tu iglesia. Un espíritu de asalariado no se sostiene cuando vienen los tiempos difíciles. Pero aquellos que viven salvos y llamados con un propósito están en los tiempos buenos, los malos, y todos los demás. Lo mismo es aplicable para las personas de negocios u organizaciones. Construye en tu gente, levántales y dales una visión a largo plazo.
3. Serviré al Señor con alegría No con tristeza, no con locura, no con maldad, ¡sino con ALEGRIA! Si no servimos al Señor con alegría entonces empezamos a pensar de manera pequeña. La manera pequeña de pensar dice: “¿Cuánto tiempo tenemos que estar ahí? ¿Tengo que venir? ¿Tengo que llevar a mi esposa? ¿Tenemos que quedarnos mucho rato? ¿Cuándo quieres que me vaya?” Imagínate si Jesús le hubiera dicho a Dios en la cruz; “¿Tengo que hacerlo? ¿Cuánto tiempo tengo que estar aquí? ¿Tienen que usar estos clavos?”. ¿No te alegras de que ese no fue el espíritu de nuestro Salvador? Si tratas de construir alrededor de personas que piensan de manera pequeña, eso es lo que acabarás teniendo.
4. La importancia de una Espiritualidad correcta. Por último, ten una visión que inspira una cultura. Un líder debe crear una cultura que produzca crecimiento, confianza, cultive longevidad y creatividad en los demás. La cultura se construye con el tiempo a través de trabajo duro y disciplina. Entiende quien eres, qué quieres, hacia dónde vas e identifica quien viene contigo. La cultura es el resultado de estas cosas y lo que permites: Dirección, modelo, paradigma. ¡Tú ERES la cultura! Arriésgate y crea una cultura que desafía lo ordinario; una que esté marcada por una disciplina personal, un espíritu diferente y un corazón diferente, una cultura de amor y servicio que pone a los demás primero. Mantén tus hábitos y aquellos de tu equipo en el camino. Podemos construir una iglesia, equipo, organización o negocio, pero si no construimos una cultura no podemos construir nada que perdure." Fuente: Algunos puntos de la filosofía de una iglesia contemporánea.

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