lunes, 5 de junio de 2023

La Gracia de Dios

Manifestación milagrosa

"Entonces Pedro dio un paso adelante junto con los otros once apóstoles y gritó a la multitud: «¡Escuchen con atención, todos ustedes, compatriotas judíos y residentes de Jerusalén! No se equivoquen. Estas personas no están borrachas, como algunos de ustedes suponen. Las nueve de la mañana es demasiado temprano para emborracharse", Hch 2:14-15

Pedro le habla a una multitud: "Lo que pasa es que hoy Dios ha cumplido lo que nos prometió, cuando por medio del profeta Joel dijo: “En los últimos tiempos les daré a todos de mi Espíritu: hombres y mujeres hablarán de parte mía; a los jóvenes les hablaré en visiones y a los ancianos, en sueños", Hch 2:16-17. Es uno de los milagros más sorprendentes de todo el texto bíblico. Pedro explica que estas personas no están borrachas. En muchos lugares de nuestro continente y del mundo hay un énfasis en la presencia y el poder del Espíritu Santo. Como sucedió en Pentecostés hay quienes miran de afuera y piensan que estamos descentrados o fuera de sí. Es ahí donde las acusaciones se describen como irracionales, emotivas o ignorantes. Son personas que no logran sorprenderse por el milagro de la gracia de Dios. Y porque no pueden sorprenderse, se burlan de los demás. Quien cree saber cómo el Espíritu Santo va a actuar, se arriesga a no ver su acción cuando tenga lugar. La actividad del Espíritu Santo es siempre sorprendente. “Y aunque la gente de este mundo piensa que ustedes son tontos y no tienen importancia, Dios los eligió, para que los que se creen sabios entiendan que no saben nada. Dios eligió a los que, desde el punto de vista humano, son débiles, despreciables y de poca importancia, para que los que se creen muy importantes se den cuenta de que en realidad no lo son. Así, Dios ha demostrado que, en realidad, esa gente no vale nada. Por eso, ante Dios, nadie tiene de qué sentirse orgulloso”, 1 Co 1:27-29. “Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor”, Ro 5:5

Carlos Scott 


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