martes, 15 de agosto de 2023

Vida

 Lo que tiene vida crece y se reproduce.

“Mientras tanto, la palabra de Dios seguía extendiéndose, y hubo muchos nuevos creyentes.”, Hch 12.24

La formación de nuevas iglesias provee un impacto en palabra y obra a favor de la extensión del Reino de Dios. Mediante los dones los creyentes sirven en diferentes áreas de la sociedad y esto produce un impacto cultural significativo que glorifica a Dios. El crecimiento de una iglesia local debe llevar a la multiplicación de nuevas iglesias. No necesariamente se necesita llegar a cierta cantidad de personas para luego comenzar una nueva comunidad de fe. Donde hay dos o tres el Señor está presente. Los grupos pequeños proveen lo necesario para comenzar una nueva comunidad. Siempre hablamos de la gente y no de la compra de terrenos o propiedades. También hablamos del sacerdocio de todos los creyentes y no de la jerarquía o el clero. Hablamos de la comunidad del Reino de Dios llegando a otras personas en su idioma, cultura y contexto. La plantación de nuevas iglesias es mucho más difícil en algunas culturas y en regímenes represivos y totalitarios. En algunos casos la comunidad de fe será una iglesia perseguida y sufriente. Cuando hablamos de iniciar nuevas comunidades de fe no hacemos referencia a las "etiquetas denominacionales", tampoco a la multiplicación de edificios, ni la proliferación de organizaciones eclesiásticas. Lo que menos necesita la iglesia en muchos de nuestros países son más edificios y estructuras eclesiásticas. Lo que tiene vida crece y se reproduce. Los grupos pequeños que se forman como nuevas comunidades de fe, pueden ser la respuesta a un mundo que necesita creer y tener esperanza. A medida que las personas van descubriendo la nueva vida en Cristo y un nuevo estilo de vida, la sociedad y una nación pueden ser transformada y "celebrar la vida en todas sus dimensiones". Afirmamos la Misión de Dios y el llamado a su pueblo de bendecir a todas las gentes.

Carlos Scott 

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