martes, 16 de abril de 2024

Libertad

  Salud y salvación

 “Como era el día de descanso, los enemigos de Jesús lo vigilaban de cerca. Si sanaba la mano del hombre, tenían pensado acusarlo por trabajar en el día de descanso.”, Mc 3:2

El ser humano es el centro de atención de Dios y le da libertad. La palabra liberadora del Señor algunos la pueden confundir con un montón de preceptos puntillosos, sanciones y amenazas. Cuando esto pasa podemos perder un espacio de libertad al cual Dios nos ha llamado porque el día de descanso está hecho para la gente y no la gente para el día de descanso. Jesucristo enfatiza el sentido de la palabra Dios que siempre es para sanar, restaurar, renovar y hacer nuevas todas las cosas. “Luego se dirigió a sus acusadores y les preguntó: «¿Permite la ley hacer buenas acciones en el día de descanso o es un día para hacer el mal? ¿Es un día para salvar la vida o para destruirla?». Pero ellos no quisieron contestarle.”, Mc 3:4. Con Jesús somos liberados de las manos frías de los juristas, legalistas, de las sentencias despiadadas de aquellos que pretenden ser tutores de la ley. Jesús nos lleva a movernos en un espacio de libertad, somos el centro de su amor y misericordia, nos da dignidad. Jesús desea que podamos entender cuál es su espíritu, sus implicaciones más profundas, que no son ciertamente las del reglamento. Dios no acepta que el ser humano sea mortificado y anulado. Dios es glorificado cuando se le hace justicia a la persona, se le da dignidad, amor, atención, esperanza, salud. Los intereses de Dios coinciden con el bien de la humanidad. Los enemigos de Jesús se pusieron a tramar cómo eliminarlo porque para ellos estaba primero su tradición antes que la misericordia y el amor por la gente. Celebrar los días de descanso no se trata de ver a un Dios enojado y severo. Se trata de ver el don que Dios nos da para encontrarnos con él, con nosotros mismos y nuestro prójimo. Es un día que nos habla de su bondad, su salvación, de la vida y la alegría, de la relación de unos con otros como comunidad. “Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos”, Jn 10:9. Celebremos este día y cada día

Carlos Scott

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