martes, 24 de enero de 2023

Una mesa abierta para todos

“Las sobras”

“Pero aun los perros comen las sobras que se les caen a los hijos debajo de la mesa”, Mc 7:28
Nos encontramos con una mesa servida donde hay abundancia y por otro lado una mujer que está dispuesta a comer de las sobras que se les caen a los hijos de la opulencia. Esta mujer es extranjera y no es tenida en cuenta. Mientras que algunos discuten porque los discípulos no se lavaban las manos antes de comer, hay otros que necesitan disfrutar de la fragancia del pan en sus propias manos, Mc 7:1-23. Jesús tuvo un enfrentamiento con los religiosos sobre lo que es puro e impuro y luego se va hasta la región de la ciudad de Tiro, quizás para descansar. Es territorio de "infieles", el territorio de la "impureza" y su decisión de tomar tiempo con ellos es una bofetada a la religiosidad mal entendida. Jesús está empeñado en preparar a su gente y llevarlos a una experiencia que les haga ver que se esperaba de ellos. Jesús en su accionar marca una falsa espiritualidad que lo único que hacía era excluir y condenar. Jesús dramatiza en esta escena la actitud que solía tener su pueblo y nos ayuda a pensar que debemos ser inclusivos. La fe y la espiritualidad se suelen encontrar en la periferia. Hay una mujer que ruega por la sanidad de su hija; está dispuesta a superar los obstáculos y límites de todo tipo. El pan de vida es para toda la humanidad, todas las etnias y todas las naciones. La mesa que ha sido preparada para los hijos tiene que ser “una mesa abierta para todos”. Jesús todo lo hace bien, Mc 7:37.
Carlos Scott

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