martes, 22 de julio de 2025

“¡Vivan con alegría su vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana!”, Fil 4:4.

 La alegría y felicidad en la espiritualidad

“Hagan lo que él les ordene” Jn 2:1-12

Juan en el capítulo dos de su evangelio nos habla de una fiesta, una boda; en una aldea llamada Caná de Galilea. Las bodas eran importantes y podían durar hasta una semana. La vida por lo general estaba marcada por la pobreza y el trabajo duro. Esa semana era algo especial para todos. Jesús, sus discípulos y la madre de Jesús se encontraban allí. Jesús afirma la importancia de compartir la alegría y felicidad. Dios quiere que celebremos la vida. Nos quiere colocar un “traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento”, Is 61:3

Nos encontramos en una casa humilde. Es la periferia y no hay tantos recursos económicos. La familia debía ofrecer un banquete de acuerdo con las normas sociales. No había gran variedad de bebidas y por lo general se tomaba agua o vino. En un determinado momento la fiesta se quedó sin vino. María se angustió, se acercó a Jesús y le compartió la dificultad. Tuvo compasión. No tener vino en una fiesta de boda implicaría vergüenza y humillación. Sin vino, decían los rabinos, no hay fiesta.

Cuando nuestras vidas pierden sabor y no hay ganas de celebrar la vida debemos recordar las palabras de María a los sirvientes: “Hagan lo que él les ordene”. María tenía confianza en su hijo y siempre tenemos que estar listos para hacer lo que Jesús quiere que hagamos. Jesús transformó el agua en el mejor vino y lo mejor apareció al final. Lo mejor está por venir y cada día con Jesús es mejor que el anterior, una gracia nueva, algo nuevo por entender y descubrir. Invite a Cristo, obedezca a Cristo, disfrute a Cristo. La gracia abunda y sobreabunda para todos, Ro.5:20.

Sin Jesús la vida parece pesada y vacía, pero con Jesús la vida se convierte en algo ágil, dinámico, emocionante. No debemos renunciar a celebrar la vida. Cuando Jesús entra en la vida de una persona es como convertir el agua en vino. Jesús es la alegría de la humanidad.

Para Pensar: ¿Qué implica “hacer lo que él nos dice" y "celebrar la vida?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 20 de julio de 2025

¿Qué significa vivir con sinceridad y sin falsedad?

 La integridad en la espiritualidad

Jesús cuando se encontró con Natanael lo definió como “un verdadero israelita en quien no hay falsedad”. La cara contrapuesta es encontrarnos con personas que engañan y mienten, Jn 2:23-25. ¿Cómo definimos a los que engañan y son mentirosos?

El salmo doce nos habla de personas de labios lisonjeros, que no han sido fieles y sinceros. Gente que vive con doblez y mentira, Sal 12:1-2. Por lo general son personas que dicen una cosa con su mente y sus labios, pero en su corazón tienen otra cosa. Son aquellas personas que tienen un discurso oficial pero no real. ¿Qué significa vivir con sinceridad y sin falsedad? La palabra de Dios nos invita a conocer la verdad, seguirla, permanecer y enamorarnos de la misma. Jesús nos dice: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”, Jn 8:31-32. ¿Cómo vencer la oscuridad y la mentira?

Tiene un precio vivir en la verdad y la luz. Es dejar que la palabra de Dios y su espíritu nos examinen, nos descubra y muestre quienes somos. Una de nuestras barreras para vencer la oscuridad y andar en la verdad es el miedo. Cuando nos acercamos a la luz y la verdad no debemos tener miedo. El hecho que nuestras malas obras se descubran delante de Dios es para salvarnos y sanarnos. Para vencer el miedo es necesario tener coraje y ser valientes. La invitación es acercarnos al amor, la luz y la verdad. Jesucristo es la verdad y la luz del mundo, Jn 8:12,14:6.

Nosotros al igual que Natanael somos desafiados por el Señor para estar en su seguimiento y vivir con integridad. Tal vez Jesús nos diga: “Aquí tienen a una verdadera persona, en quien no hay falsedad”, Jn 1:47. Que Dios nos ayude en esto.

Para Pensar: ¿Cuáles son mis temores y miedos para acercarme a la luz y la verdad? ¿Cuáles son los temas personales que debo confrontar y solucionar? ¿Qué implicancia tiene ser una persona veraz? ¿Cómo definimos la integridad?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 19 de julio de 2025

¿Dios me ha dado por perdido? | Andrés Pérez | La Parroquia

El Hijo de Dios está abierto para todos los que tienen fe

La percepción en la espiritualidad

El Hijo de Dios está abierto para todos los que tienen fe, pero permanece escondido para aquellos que lo rechazan.

Jesús mostró su apertura y revelación. Natanael tuvo un encuentro con Jesús y lo confronta a tener una visión más amplia: “¡Vas a ver aun cosas más grandes que estas!” y añadió “Ciertamente les aseguro que ustedes verán abrirse el cielo, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”, Jn 1:49-51. Jesús se identifica como el único y verdadero vínculo entre el cielo y la tierra, entre Dios mismo y toda la humanidad.

Jesús es el Dios vivo, encarnado entre los hombres para que su bendición llegue a todas las familias de la tierra. No es solo para un determinado grupo étnico. Es para toda lengua, pueblo y nación, Ap. 5:9. El evangelio es de alcance universal.

Se nos llama a ser amplios y abiertos. Vivir la sorpresa y esperanza. Ver cosas más grandes. La invitación está presente: “Ven a ver”. Todo tiempo es oportuno para ver algo más grande. Llegar al sentido y propósito de la vida. Unirnos a su misión.

Te invito a ver a Jesús con los ojos de la fe y tener esta experiencia que nos lleva a vivir lo sobrenatural.

Para Pensar: ¿Cómo estas viviendo la esperanza para ver cosas más grandes?

Carlos Scott

jueves, 17 de julio de 2025

"Ven a ver"

 Una espiritualidad que escudriña

“Ven a ver” ¡Vas a ver aun cosas más grandes que estas!, Jn 1:43-51

Felipe aparece en la escritura como aquel que busco a Natanael. Le dijo: “Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas”, Jn 1:45.

Natanael responde como una persona prejuiciosa “¡De Nazaret! ¿Acaso de allí puede salir algo bueno?”. Tenía dificultades para aceptar la propuesta. Nazaret era un pueblo sin importancia por su pequeñez y señalado en la ruta de las caravanas, lugar impuro, mezcla de gente y costumbres.

La periferia genera duda, desconfianza, riesgo e inseguridad. Quizás, algunas veces nos parecemos a Natanael. No estamos abiertos a otros y colocamos a las personas en determinadas categorías, como Natanael en principio lo hacía con Jesús.

Jesús confronto a Natanael a tener una visión más amplia: “Ven a ver”. Jesús cuestiona nuestros valores, confesiones y creencias.

Natanael tuvo un encuentro con el Señor. Era una persona que buscaba con sinceridad y honestidad a Dios. Estuvo abierto a lo que Jesús podría hacer en su vida y supero el prejuicio.

Dios seguirá cuestionando nuestro seguimiento porque no es el final del camino. Todo tiempo es oportuno para ver algo más grande. Vivamos la sorpresa y esperanza. La invitación está presente: “Ven a ver”. Miremos a Jesús con los ojos de la fe y tengamos esta experiencia que nos lleva a vivir lo sobrenatural.

Para Pensar: ¿Solemos tener prejuicios? ¿Sobre qué cosas y personas? ¿Cómo podemos superarlos? ¿En qué manera Dios cuestiona nuestro seguimiento y nos confronta? ¿Qué significa estar abierto a ver cosas mayores que vienen de Dios?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 15 de julio de 2025

“Se quedaron con El”

La búsqueda de la espiritualidad

La única manera de conocer a Jesús es ir por donde el camina. Suele desacomodarnos para quitar nuestras ambiciones egoístas. Es directo y nos quiere llevar a pensar en los demás, trabajar a favor de la justicia, la misericordia y la paz. Nos invita a seguirle y busca una transformación en nosotros.

El evangelio de Juan nos dice que los primeros discípulos le siguieron y “se quedaron con El”, Jn 1:39. Jesús nos desafía a ver donde se hospeda. Su casa es casa de oración para todas las naciones, para todas las etnias, hasta lo último de la tierra, Mc 11:17. Está caminando por cada rincón de esta tierra, no se queda quieto y “es imprevisible en sus exigencias”. “El no soporta nuestra tienda angosta, de siempre. La quiere diferente, más espaciosa, más variada”, Is 54:2-3.

Estar en el seguimiento de Jesús es un proceso que comienza y nunca acaba. Implica creer y seguir creyendo.

Muchos quieren ver antes de comprometerse, pero bienaventurados son los que creen sin ver porque luego verán, Jn 20:29. “Sin la seguridad de haber visto y entendido todo, estamos llamados a arriesgarnos y actuar en la confianza de que Dios será fiel a su carácter y promesas. Como dijo Pablo, estamos llamados a vivir no por vista, sino por Fe, 2 Co. 5:7”.

Para Pensar: ¿Qué implicancia tiene para tu vida caminar con Jesús?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox


lunes, 14 de julio de 2025

¿Qué buscan?

 Una espiritualidad que explora

“¿Qué buscan? Vengan a ver”, Jn 1:35-39

"Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunto: ¿Qué buscan?", Jn 1:37-38. Jesús nos confronta y siempre es un buen momento para preguntarnos y pensar, ¿Qué es lo que buscamos de Jesús?

El Señor cuestiona a los que les siguen y nos desafía “Vengan a ver”, Jn 1:39. “Vengan a ver” es la gran invitación de Jesús. Nos desafía a profundizar nuestro compromiso y continuar un proceso de fe. No siempre buscamos a Jesús por motivos desinteresados, pero Jesús nos quiere llevar más allá. Es camino e invitación.

La única manera de conocerle es ir por dónde Jesús camina. Suele desacomodarnos para quitar nuestras ambiciones egoístas. Es directo y nos quiere llevar a pensar en los demás, trabajar a favor de la justicia, la misericordia y la paz. Nos invita a seguirle y busca una transformación en nosotros.

Jesús es imprevisible en sus exigencias. “El no soporta nuestra tienda angosta, de siempre. La quiere diferente, más espaciosa, más variada”, Is 54:2-3. Estar en el seguimiento de Jesús es un proceso que comienza y nunca acaba. La invitación de Jesús es seguir para poder ver.

“Vengan a ver” significa pasar tiempo con El. Nos ofrece la oportunidad de acercarnos y conocerle más profundamente. Es permanecer en sus enseñanzas, Jn 8:31; y unirnos a su misión, Jn 20:21. Esto cambia nuestra historia y cambia la historia.

“Aceptemos por tanto nuestro camino. Que es siempre un camino incomodo, lleno de dificultades y de sorpresas. Saber caminar a oscuras, saber correr el riesgo, saber gustar la aventura cristiana en todo su maravilloso dramatismo”

Para Pensar: ¿Cuáles son nuestros sueños y proyectos? ¿En que deseamos invertir nuestra vida?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

El Evangelio según la Codicia vs el Contentamiento | Andrés Pérez | La P...

miércoles, 9 de julio de 2025

"Vengan a ver"

 El seguimiento en la espiritualidad 

Juan el Bautista se encontraba con dos de sus discípulos y al ver pasar a Jesús les dijo “¡Aquí tienen al Cordero de Dios!”. La razón de ser del Bautista era testificar sobre Jesús para que fuera revelado a Israel. El éxito de su ministerio era conducir a las personas a Jesús. 

“Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunto: ¿Qué buscan?, Jn 1:37-38 

Jesús confronto a estos dos discípulos y también nos confronta a nosotros.  Jesús cuestiona a los que les siguen. Más allá de nuestras primeras respuestas y motivos, el Señor nos desafía: “Vengan a ver”, Jn 1:39. 

“Vengan a ver” significa ser semejantes a Él, aprender, aceptar sus condiciones y experimentar poder, Mt 11:28-30. Nos desafía a profundizar nuestro compromiso y continuar un proceso de fe. 

Jesús es camino e invitación. Es crecer en la calidad de la relación con El, con nuestro prójimo, permanecer en sus enseñanzas, Jn 8:31; y unirnos a su misión, Jn 20:21. 

Para Pensar: ¿Qué estamos buscando de Jesús en este tiempo? 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Cómo sé si estoy madurando en Cristo | Andrés Pérez

Te invito a creer y seguir a Jesús

 Jesucristo el centro de la espiritualidad

La misión de Juan el Bautista fue bautizar para dar a conocer y manifestar la identidad del Señor, Jn 1:29-34. ¿Cómo entendía Juan la identidad del Cristo?

Anuncio tres temas fundamentales: Su primer gran anuncio fue ¡Aquí tienen al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!, Jn 1:29. Juan compara al Cristo con un cordero y nos ofrece una imagen de su identidad. Los corderos son vulnerables. Jesucristo se hizo vulnerable para compartir nuestras penas, alegrías, frustraciones y sueños, Fil 2:5-8. Es el cordero de Dios que se hizo vulnerable y quita nuestro pecado. Se rebajó, se humillo.

Ser semejante a Jesucristo en su identidad implica que en el Reino de Dios “la sumisión y la quietud son las características de los más fuertes”. Al decir que Jesús quita el pecado del mundo estamos diciendo que lo divino puede tocarnos y cambiarnos a nosotros. Sería muy difícil o casi imposible ver un cambio en nuestras propias vidas si Jesús no quita el pecado.

Su segundo gran anuncio fue que Jesucristo es el que Bautiza con el Espíritu Santo, Jn 1:33. Necesitamos de este bautismo para nacer de nuevo y día tras día andar en nueva vida. Es saturar nuestro ser con su Espíritu. Significa hundirnos, sumergirnos, empaparnos de Él. Es algo divino que ningún otro puede hacer, Jn 20:19-23.

Su tercer gran anuncio fue que Jesucristo es el Hijo de Dios, Jn 1:34. Conocer la identidad de Cristo es un don del cielo. “En ese momento le había sido revelado a Juan que Jesús no era otro que el Hijo de Dios”. “Nosotros le conocemos porque el escogió darse a conocer”.

Jesucristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, es el que nos bautiza con el Espíritu Santo y es el Hijo de Dios. ¿Lo crees?

Te invito a creer y seguir a Jesús. Tu pecado es borrado y perdonado, eres bautizado por su Espíritu Santo y una nueva vida comienza porque solo el Hijo de Dios puede hacer esto.

Para Pensar: ¿Estás dispuesto a creer y seguir a Jesucristo?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 4 de julio de 2025

Servicio humilde, generoso y desinteresado

La humildad en la espiritualidad

Cuando leemos algunos relatos sobre Juan el Bautista nos damos cuenta de que no tenía un puesto institucional. Los dirigentes y líderes religiosos solían verse amenazados si surgía algún tipo de competencia. La situación de Juan el Bautista por la falta de respaldo institucional era precaria, pero “toda la gente de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén acudía a él". No por esto perdió el sentido u orientación de su identidad.

El ejemplo de Juan el Bautista es su servicio humilde, generoso y desinteresado. Esto nos impacta y Jesús habla de Juan como el más grande de los profetas, Mt 11:7-15. Cuando Jesús fue a ser bautizado por Juan, este último trato de disuadirlo: “Yo soy el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?”, Mt 3:14.

Jesús como Juan nos muestran el ejemplo de la humildad. Jesús se hizo bautizar por Juan y se solidarizó con las multitudes. Jesús se presenta no separado de los otros, sino en la hilera de los pecadores sin ser pecador, Is 53:12, 2 Co 5:21.

Jesús y Juan no sacaron provecho de su posición. La plenitud del Espíritu de Dios se manifiesta en la humildad, la solidaridad con el Pueblo de Dios y la entrega total a la causa del Reino de Dios. Juan el Bautista no se amargo por no tener el papel principal en la película. Se alegró de ocupar su rol y en este caso dejo sus pretensiones teniendo una perspectiva adecuada de sí mismo. Juan alegremente le da el lugar a Jesús, Jn 1:35-37.

“La verdadera persona religiosa es ‘uno que cede el puesto’. Es decir, el verdadero testigo no es nunca pesado, asfixiante, absorbente, sino que hace sitio a los demás. Cede el puesto al otro. Concede espacio a la libertad de los otros… El testigo auténtico es uno que sabe desaparecer en el momento justo, para dejar libre el campo a los verdaderos e insustituibles protagonistas del encuentro… paga el precio quizás más difícil: el marcharse de puntillas, para no molestar, sin esperar siquiera un gesto de saludo, o una invitación a la fiesta”

En nuestro mundo y contexto es clave en todo tiempo comprender cuál es el tiempo de la acción y el tiempo de la salida.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Sirviendo desde la gracia | Miriam Sarti

jueves, 3 de julio de 2025

¿Como te ves a ti mismo?

 La identidad en la espiritualidad

¿Como te ves a ti mismo? 

“Este es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quien era. No se negó a declararlo, sino que confeso con franqueza: Yo no soy el Cristo” (Jn 1:19-20) ¿Por qué los judíos enviaron a preguntarle a Juan acerca de su identidad? 

Para los judíos Juan representaba un enigma, nadie lo conocía, venia del desierto. Su aparición repentina exigía una explicación. ¿Quién eres tú? Fue categórico y su primera respuesta fue: “Yo no soy el Cristo”. “¿Quién eres entonces? –le preguntaron-. ¿Acaso eres Elías? No lo soy. ¿Eres el profeta? No lo soy... ¡Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron! ¿Cómo te ves a ti mismo?”, Jn 1:21-22.

Juan se veía como una voz que llamaba al pueblo a preparar el camino del Señor. Nada más que una voz, Is 40:3. Lo importante era su función, Jn 1:6-8. Reconocía y hablaba de que solo el Mesías es quien toca y cambia las vidas. Se veía como un instrumento y siervo de Dios. “No era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz”. Daba testimonio de Jesús y anuncio su presencia. “Cualquier grandeza que poseyera provenía de la grandeza de Aquel cuya venida anunciaba”, Jn 3:27.

Juan buscaba la sencillez. No buscaba gloria, poder o una posición elevada. No se creía el único o el más importante. Entendía que la gente le pertenecía a Dios. No son las instituciones, nuestros métodos y programas los que cambian a las personas. Con su vida señalaba a Jesucristo. A su vez se veía a sí mismo, como más bajo que un esclavo. “Yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias”, Jn1:27. 

“Tener en claro nuestra identidad es el principio de un ministerio sano”. 

Para Pensar: ¿Conozco cuál es mi identidad? ¿Cuáles son mis motivaciones en el servicio cristiano? ¿Cómo te ves a ti mismo?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

"Crea en mí, oh, Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí", Salmos 51:10

  La gracia y solidaridad en la espiritualidad

¿Solemos ser personas que nos enojamos fácilmente, caprichosas y malhumoradas?

“Jonás salió y acampó al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver que iba a suceder con la ciudad”, Jon 4:5

Jonás espera ver la destrucción de la ciudad de Nínive. En respuesta a ese enojo Dios le da una lección: “Para aliviarlo de su malestar, Dios el Señor dispuso una planta, la cual creció hasta cubrirle a Jonás la cabeza con su sombra. Jonás se alegró muchísimo por la planta, pero al amanecer del día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera y la planta se marchito”, Jon 4:6-7

Necesitamos experimentar la gracia de Dios y actuar en consecuencia. Significa estar siempre agradecidos, cuando crece la planta y cuando la planta se seca. Cuando la planta o calabacera se seca esto también puede ser señal del cuidado de Dios y no es menor que cuando la planta crece. Dios la hace crecer para cuidar y alegrar a Jonás, pero Dios la hace morir porque nos quiere llevar a otro nivel y dimensión. 

La vida del cristiano debe ser una vida que siempre se está ampliando. Quizás nuestras plantas se sequen de vez en cuando para hacernos solidarios con un mundo de necesidad, donde el sol abrasa y no hay calabaceras con que cubrirse. Tal vez sentados frente a nuestras plantas secas Dios nos diga: “te dueles por esta dificultad ¿y no ves que yo me duelo por las grandes dificultades y dolores del mundo al que te envío?

Dios mira por los débiles e indefensos. Jonás se sentó esperando que Dios cediera en su manera de pensar, mientras tanto Dios está esperando por miles de Jonases que cedan y que cambien en su manera de amar.

Nuestra oración: "Crea en mí, oh, Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí", Salmos 51:10

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 29 de junio de 2025

“¡Líbrame del orgullo! ¡No dejes que me domine! ¡Líbrame de la desobediencia para no pecar contra ti”, Salmos 19:13

Una espiritualidad enfocada en la reflexión y el aprendizaje 

¿Le darías a una persona una segunda oportunidad?

Dios le da a Jonás una segunda oportunidad: “Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y proclama el mensaje que te voy a dar”, Jon 3:1-10

La palabra del Señor vino por segunda vez a la vida de Jonás. Debe ir a una gran ciudad donde predicará el mensaje que se le dirá. Nínive (cerca de Mosul, Irak) se arrepiente con una rapidez asombrosa y admirable. El mensaje es breve y contundente: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”.

Dios no salva a Jonás para Jonás mismo. La razón de salvar a Jonás no es para que continuara su camino a Tarsis (España) o para que regrese a Israel. Dios no lo salva porque es hebreo, elegido, especial, ungido, profeta, sino porque desea salvar a Nínive y quiere utilizar a Jonás no por lo que es él, sino por lo que hará a través de él. Dios nos salva con el propósito de que “ya no vivamos para sí”, 2 Co 5:15 y podamos ser un canal de salvación a otros, Is 49:6.

Dios salva a su iglesia en el día de hoy no tanto por ella misma sino por su misión al mundo. Nosotros necesitamos un arrepentimiento como los Ninivitas de la época de Jonás. Es volver a Dios cuando hemos estado muy lejos de Él.

La iglesia del Señor es “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios...”, pero ¿para qué?, “... para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.”, 1 P 2:9, Mt 5:16

Nuestra oración: “¡Líbrame del orgullo! ¡No dejes que me domine! ¡Líbrame de la desobediencia para no pecar contra ti”, Salmos 19:13

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 28 de junio de 2025

“Examíname, OH Dios y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno” Salmo 139: 23-24

 Una espiritualidad fragmentada

¿Pasaste alguna vez por una situación donde sentías que perdías la vida?

“Al sentir que sé mi iba la vida, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo”, Jonás 2:7

Jonás fue un profeta que quiso huir de su responsabilidad. Su desobediencia le llevó a una situación de angustia y desesperación. En el momento más desesperante se acordó de Dios.

La religiosidad que profesaba no le ayudó a obedecer. La obediencia no pasa por estar cerca del templo. Estar cerca del templo no es sinónimo de estar más cerca de Dios. Por mucho que nos quedemos en el ámbito de la religiosidad, la iglesia o el templo, Dios no se queda ahí, Jn 3:16.

Jonás servía a un pequeño Dios de su institución. Corremos el riesgo de limitar la acción de Dios a la esfera de la Iglesia, como Jonás quería limitarla a la esfera de Israel. Esta actitud lleva a la desobediencia. La tentación de Jonás es la tentación de la Iglesia: ¡No te metas!

Jonás representa a un patriota nacionalista cuya desobediencia no es por capricho o por falta de valor. Su desobediencia tiene que ver con buscar beneficios únicamente para su propia “institución”.

Jonás declara: “La salvación viene del Señor”, Jon 2:8-9. La palabra Salvación viene de la misma raíz de la palabra ensanchar, abrir camino, dar libertad, salvar tanto físicamente como espiritualmente. El profeta se da cuenta que por querer huir de Dios no encuentra esa libertad, y ahora tras su experiencia traumática conoce que la salvación viene de Dios.

La historia de Jonás revela que es un profeta que quiere serlo bajo sus propias condiciones. Prefiere quedarse cerca del templo, pero sin escuchar a Dios. En el fondo del mar descubre que debe obedecer a Dios y Dios le escucha a Él.

Nuestra oración: “Examíname, OH Dios y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno” Salmo 139: 23-24

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Cómo dejar de ser DISCÍPULOS de la MENTIRA - Andrés Pérez

jueves, 26 de junio de 2025

“Nadie parece darse cuenta de los errores que comete. ¡Perdóname, Dios mío, ¡los pecados que cometo sin darme cuenta!”, Salmos 19:12

 La verdad en la espiritualidad 

¿Cómo sueles reaccionar cuando te confrontan con la verdad?

“El Señor le dio el siguiente mensaje a Jonás, hijo de Amitay: «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive. Pronuncia mi juicio contra ella, porque he visto lo perversa que es su gente»”, Jon 1:1-2

El texto de 2 Reyes 14:25 ubica a Jonás en el reino del Norte, el más rico y poderoso de los dos, de un reino dividido, cuya capital era Samaria. Muestra a Jonás como un patriota y con sentimientos nacionalistas que insta a su rey Jeroboam II, a seguir una política de expansión para restablecer las fronteras de Israel.

Dios le envía a predicarles a los Asirios que son los enemigos de su pueblo y conocidos por su maldad y crueldad. Para Israel, Nínive (cerca de Mosul, Irak) es símbolo de lo malo y perverso. Ahora Dios lo manda para allá. Debe levantarse: Ir y predicar contra ella. Este hecho, el ir hacia ellos es señal de que Dios también es Dios de Nínive. No está excluida de su amor y compasión.

A Jonás se lo describe como el “hijo de Amitay” que quiere decir “hijo de la verdad”. Es una persona que se cree en posesión absoluta de la verdad, pero cuando la verdad de Dios lo confronta lo que hace es huir: “Entonces Jonás se levantó y se fue en dirección contraria para huir del Señor.”, Jon 1:3

Ser parte del Pueblo de Dios implica no solo privilegios sino responsabilidades

Nuestra oración: “Nadie parece darse cuenta de los errores que comete. ¡Perdóname, Dios mío, ¡los pecados que cometo sin darme cuenta!”, Salmos 19:12

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 25 de junio de 2025

Orar y anhelar un futuro diferente

 La espiritualidad en el crecimiento del Reino de Dios

¿Cómo crece el Reino de Dios? ¿Qué significa orar y pedir que ¡VENGA TU REINO!?

Jesús nos desafía a pensar en el Reino de Dios. Es la esfera donde se reconoce su soberanía y autoridad para reinar. Jesús avanzo por medio de la oración. En la oración pedimos ¡VENGA TU REINO! y declaramos un nuevo presente que anhelamos para la vida humana, Is 35:5-7.

El Reino de Dios es una concreción histórica que trasciende los límites de la historia y es misterio. Se lo explica por medio de comparaciones y metáforas del saber popular

"El Reino de Dios se desarrolla desde lo pequeño a lo grande, de lo sencillo a lo completo, de lo familiar y cercano a lo social y distante. Hablamos de un reino que crece sin protagonismos y sin la pompa de los célebres"

Sabiendo que Dios reinará en plenitud nuestra práctica de la fe consiste en ser persistentes en orar y anhelar un presente diferente. Se nos llama a vivir con esperanza, perseverar y ser tenaces.

Para extender el Reino de Dios en las naciones y derrotar el mal tenemos que dedicarnos a la oración. No es magia y no siempre se hace realidad lo que pedimos. No se trata de algo que nosotros hacemos, sino es lo que Él hace en su tiempo y forma. Sin la oración nos agotamos.

Cuando oramos nos enfocamos en Dios y en lo que Él hará. La oración nos da descanso, trae esperanza, humildad y fortaleza. Nos enfocamos en sus recursos, su provisión y su fidelidad.

“Por medio de la oración Dios hace lo que solo Él puede hacer. En las situaciones más desesperadas el quebranta el falso dominio del enemigo, trae luz espiritual e infunde vida para una transformación social duradera."

"Dios usa la oración para cambiarnos a nosotros y para cambiar el futuro”. Nuestras oraciones son tenidas en cuenta, llegan a su presencia y Dios no las pasa por alto, Ap. 8:1-5. La oración marca un nuevo presente anhelado y forman el futuro.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 23 de junio de 2025

¿Solemos examinarnos a nosotros mismos antes de mirar a otros?

 La espiritualidad en la santidad

¿Puede la santidad alejarnos de otras personas, abandonar el amor, la misericordia y descalificar a otros?

"¡Yo vi al Señor el año que murió el rey Uzías!", Isaías 6:1-8

Isaías fue un profeta del Antiguo Testamento que fue enviado a un duro trabajo: predicar y profetizar a la rebelde nación de Judá. En los capítulos iniciales de Isaías hay una denuncia directa del estado del pueblo y la sociedad de su época. El profeta está inmerso en esta realidad y no aparte de la misma. Son estos momentos donde necesitamos una renovada visión del Señor

Isaías tuvo una visión de la santidad de Dios. La descripción de la imagen de Dios en medio de su gloria es impresionante. Había poderosos serafines y "En gran coro antifonal cantaban: ―Santo, Santo, Santo es el Señor Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.", Is 6:1-3

La visión lo lleva a experimentar una profunda angustia por su condición humana. La palpable santidad de Dios lo lleva a mirar su propia vida – no a su vecino, no a su iglesia - sino al mismo Isaías. Su angustia radica en que ve su propio pecado que lo lleva a buscar confesión y purificación. Antes que Isaías fuese enviado por Dios, necesitaba un encuentro con la santidad de Dios.

“Santo” significa “consagrado o apartado”, pero esto no significa que debía vivir dándole la espalda a su gente. “Isaías es humano y se encuentra en el mismo nivel que otros seres humanos. El profeta se coloca al lado de sus compatriotas y nunca en una posición de superioridad. Asume el problema del pueblo como algo propio, no se excusa y no se lava las manos”.

Isaías entiende el estado de su alma a la luz de la santidad de Dios, experimenta el perdón de Dios y reconoce que no debe vivir ajeno a lo que le pasa al otro. Isaías está listo para ser enviado.

Para pensar: ¿Cómo afecta mi vida cuando me encuentro ante la santidad de Dios? ¿Solemos examinarnos a nosotros mismos antes de mirar a otros? ¿Solemos colocarnos a favor de otras personas cuando enfrentan injusticias o terminamos colocándonos aparte? ¿Nos consideramos responsables de los problemas que vive la sociedad, la iglesia y asumimos nuestra culpa?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox