Gloria y Encarnación
» No te pido solo por estos discípulos, sino también por todos los que creerán en mí por el mensaje de ellos. Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. »Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno.”, Jn 17:20-22Juan quiere enseñarnos otro concepto de gloria totalmente distinto. En nuestro medio por lo general se suele buscar el beneficio propio o algo para sí mismo, Jn 5:44; 7:18. En el evangelio, el momento máximo y supremo de gloria es cuando Jesucristo entrega su vida en la cruz. Mientras muchos se rinden gloria mutuamente, Jesús se sacrifica en busca del bien de los demás. “Porque ni aún el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”, Mr 10:45. Esta gloria y servicio de buscar el bien para los demás está lleno de gracia y verdad. Es misericordia y verdad. Se revela como un Dios fiel y misericordioso en el largo caminar de la humanidad y de su pueblo. La gloria que Dios le otorga a Jesucristo tiene una relación directa con la encarnación. Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo y Juan nos dice que hemos contemplado su gloria. Es una manifestación de servicio y entrega. Se identificó con los temas y problemas de la gente. Su modelo implica sacrificarse por los demás y buscar su bienestar. La encarnación es el modelo para la misión de la Iglesia, Jn 20:21.
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox