domingo, 29 de septiembre de 2024

Manos a las piedras

 Recurrente

"En nuestra ley, Moisés manda que a esta clase de mujeres las matemos a pedradas.", Jn 8:5

Lamentablemente los que suelen tomar piedras para tirar aparecen en otros lados. Los destinatarios nunca faltan y no hay dificultad para encontrar a los protagonistas. Son personas que se sienten felices de trabajar por "el bien", se presentan espontáneamente, no piden ningún pago y lo hacen por amor al arte. Suelen ser personas que entienden que el reglamento, el sistema o la estructura tienen valores que salvar y hay que defenderlos con las duras exigencias de sus enunciados. Hay que respetar la tradición, resguardar los principios, proteger la moral y por lo tanto manos a las piedras. Las piedras ya no se usan, pero si las palabras. Hay palabras duras como piedras que son cortantes como un puñal. Jesús nos ofrece su perdón por el pecado y nosotros no debemos confundir quitar el pecado acabando con el pecador. No hay derechos adquiridos para el desprecio, malas palabras y el insulto hacia los demás. Cuando una persona es sepultada bajo una granizada de estas actitudes el evangelio y la verdad quedaron bajo el montón. El bien es vencido cuando las personas son humilladas y despreciadas. Una verdad y moral queda desfigurada cuando le quitamos el amor, la relación, la compasión y ya no tiene nada que ver con el evangelio de Jesucristo. "Recuerden que hace mucho tiempo Moisés dijo: “No maten, pues si alguien mata a otro, será castigado”. Pero ahora yo les aseguro que cualquiera que se enoje con otro tendrá que ir a juicio. Cualquiera que insulte a otro será llevado a los tribunales. Y el que maldiga a otro será echado en el fuego del infierno. »Por eso, si llevas al altar del templo una ofrenda para Dios, y allí te acuerdas de que alguien está enojado contigo, deja la ofrenda delante del altar, ve de inmediato a reconciliarte con esa persona, y después de eso regresa a presentar tu ofrenda a Dios.", Mt 5:21-24. »No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes. Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás.", Mt 7:1-2

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 28 de septiembre de 2024

Dejar los prejuicios

 Desliz

"¿Tú qué opinas?", Jn 8:5

Dios nos llama a purificar nuestra vida y la forma de ver la vida. Se trata de salir de nuestro propio egoísmo, de la indiferencia, para abrirnos hacia el otro en una actitud de simpatía, cordialidad, discreción, delicadeza y benevolencia. Un llamado a la libertad implica dejar los prejuicios, las sospechas y la desconfianza. Se espera estar libres del instinto de separación, condenación y discriminación. El rechazo hacia el otro puede marcar una vida que lo castiga a la soledad e insignificancia. Una actitud de indiferencia tiene el poder de eliminar a una persona. El Señor nos alienta a detenernos y recibir a otros sin forzar. Se trata de quitar la agresividad, dureza y malicia. En definitiva, es ser sensible al otro, es decir, capaz de ver al otro como me gustaría ser visto si estuviera en aquella situación concreta. Dios una vez más nos llama a abrir las manos y dejar caer nuestras piedras. "No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes. Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás. ¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama. ¿Cómo te atreves a decirle a otro: “Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en tu ojo tienes una rama? ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro.", Mt 7:1-5

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

 Harold Segura C. | Crónicas e impresiones desde Lausana IV (7)

Seúl, 28 de septiembre de 2024
Ha habido reclamos desde el primer día hasta hoy, que es el último: protestas de iglesias coreanas que, en las puertas, piden que el congreso “cierre filas” con las personas LGTBI+; de algunos miembros del comité teológico, que se preguntan por qué no fueron consultados durante el proceso de redacción; de los grupos sionistas, que se molestaron porque en la plataforma se pidió justicia para el pueblo palestino, y de los practicantes de la Misión Integral, que pedimos un balance social en el documento, entre otros más.
Pero sería incorrecto dejar la impresión de que este IV Congreso ha sido una maraña de disputas. Esa versión no correspondería con la realidad. En Seúl (Incheon) hemos cantado con alegría, reído con ganas (con mis amigos y colegas más cercanos incluso hemos llegado a carcajearnos), disfrutado de la amabilidad de las personas voluntarias que nos atienden, siempre con un rostro amable y servicial. En fin, ha sido una experiencia grata.
Los reclamos —cosa de minorías no siempre tan visibles— conviven con las aprobaciones de la mayoría. Esto es lo que pasa en la mayoría de las iglesias locales evangélicas en casi todo el mundo: una mayoría que sostiene y aplaude teologías tradicionales, ideologías conservadoras, vota por caudillos populistas (de derecha y de izquierda, aunque más de los primeros) y, para no hacer la lista más larga, ora por Israel y cierra los ojos ante lo que pasa con el pueblo palestino (resabios de los apocalipticismos de los años 60).
En contraste, las minorías evangélicas (entre ellas, las personas más jóvenes) tienden a cuestionar estas posturas: levantan la voz contra las lecturas bíblicas alineadas con el poder político, abogan por teologías que enfatizan la justicia social y la dignidad humana, y se atreven a expresar su solidaridad con comunidades marginadas, incluidos los palestinos y las minorías sexuales. En sus círculos, la misión no se entiende como un respaldo incondicional a ciertas naciones o políticas, sino como un llamado a denunciar la opresión en cualquier contexto.
Pero estos rostros del pueblo evangélico conviven en la mayoría de las iglesias. Por cierto, como una expresión de esa “ambigüedad reconciliada” (encuentro acertada esta expresión), aquí en Seúl, unos y otros cantaban con entusiasmo los mismos himnos, conversaban amenamente cada vez que se encontraban, querían tener los datos de los nuevos amigos y amigas y, también, querían una foto con el pastor Rick Warren, de la iglesia Saddleback, en California. Yo llevo la mía.
Mi preocupación no es con la actual generación evangélica. Convivimos, aunque diferimos. Mi inquietud es con las nuevas y próximas generaciones. La diferencia entre ellas no es entre misión global y misión integral o entre teologías dispensacionalistas y teología de la liberación, por dar solo un ejemplo. ¿Cuántos jóvenes saben quién es C.I. Scofield o han leído a J.L. Segundo?
Los intereses de estas generaciones son otros, y quizá por eso salen por cientos cada año de nuestras comunidades evangélicas. Las estadísticas recientes muestran un marcado descenso en la participación de jóvenes en las iglesias evangélicas. Según el Barna Group, casi tres de cada cinco jóvenes cristianos (59%) dejan de asistir a la iglesia de manera permanente o por un período extendido después de los 15 años.
Otro estudio revelado por Christianity Today muestra que la pandemia aceleró la tendencia de abandono de la iglesia, especialmente entre adultos jóvenes de 18 a 29 años, un grupo en el que el 42% registró cambios en su nivel de asistencia a servicios religiosos, y el 30% asistió con menor frecuencia tras la pandemia. En comparación, solo el 28% de los adultos de 30-49 años y el 16% de los mayores de 65 informaron un descenso similar.
En el año 2026 se realizará en Brasil el encuentro mundial de juventudes del Movimiento de Lausana. Quisiera saber qué se dirá allí y cuáles serán sus controversias. Porque Lausana no será el futuro de la iglesia; ese futuro está en manos de las nuevas generaciones.
Aquí terminan mis crónicas. Quisiera escribir unas cuantas más posteriores a Seúl, pero no prometo nada. Si no escribo, ya sabrán por qué: no soy de las nuevas generaciones, y después de más de 30 horas de vuelo, cuando aterrice en Costa Rica, no sé si recordaré lo prometido… ni siquiera cuáles fueron las controversias de aquí. Soy de la "Old Generation Lausana", como la gran mayoría de los participantes en Seúl. Quizá a eso se deban los anacronismos de Lausana y de sus silencios y controversias, ¿asunto generacional?
Parafraseando a Jürgen Moltmann, cada generación tiene la responsabilidad de encarnar el evangelio de manera fresca, para que la fe no se convierta en un eco vacío de generaciones anteriores, sino en un camino hacia la verdadera esperanza.
Sobre el autor:
Harold Segura es colombiano, radicado en Costa Rica. Director de Fe y Desarrollo de World Vision en América Latina y El Caribe y autor de varios libros. Anteriormente fue Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Colombia.

 

¡Harold Segura 𝗰𝗶𝗲𝗿𝗿𝗮 𝘀𝘂𝘀 𝗰𝗿𝗼́𝗻𝗶𝗰𝗮𝘀 𝗱𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗟𝗮𝘂𝘀𝗮𝗻𝗮 𝗜𝗩! En su última reflexión, comparte los ecos de las tensiones y nuevas voces que marcan el futuro de la iglesi…
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viernes, 27 de septiembre de 2024

Harold Segura C. | Crónicas e impresiones desde Lausana IV (5)

Harold Segura C. | Crónicas e impresiones desde Lausana IV (5)

Lo que pasa por fuera del programa de Lausana IV a veces resulta hasta más interesante que lo que ocurre dentro del centro de convenciones. No estoy diciendo que las conferencias, los testimonios, las entrevistas desde la plataforma, la música, ni mucho menos los diálogos en los grupos pequeños no sean valiosos, sino que, por fuera de la agenda formal, en la libertad de los pasillos, se expresan controversias que ponen al descubierto las tensiones teológicas y pastorales de quienes estamos aquí.
En el auditorio, formalidad y corrección. En los pasillos, en los buses y en los hoteles, informalidad y, en ocasiones, incorrección política y teológica. Es en estos espacios donde surgen las preguntas no contestadas y los reclamos.
Por cierto, la producción del programa del congreso es técnicamente impecable. Se cumplen los tiempos minuto a minuto; se sigue el libreto acordado y sin cambios sorpresivos (muy pocos); las más de 1000 mesas donde nos ubicamos cada día permanecen en filas perfectas. Los expositores y expositoras, antes de subir a la plataforma, pasan por una pequeña sala de maquillaje donde se retoca la imagen y se adornan los rostros (conmigo hubieran tenido mucho trabajo). Un detalle curioso: uno de los moderadores de este día, al parecer, recibió un labial de un rojo más intenso del acostumbrado para un varón, especialmente en un entorno evangélico (un poco de humor no hace daño).
Tanto orden en la sala podría llevar a creer que existe uniformidad en el grupo; que las teologías evangélicas se han alineado con las expectativas, bastante conservadoras, de quienes organizaron el congreso. Pero no es así. En los momentos informales, aflora la libertad y se hacen evidentes las diferencias.
Una de las controversias sigue siendo el borrador (aún nadie sabe si es borrador o versión final) de la Declaración de Seúl. Un grupo de casi 65 teólogos y teólogas, comprometidos con la Misión Integral, encabezados por los coreanos Sam Cho y Jongho Kim, firmaron una carta dirigida al Grupo de Trabajo Teológico de Lausana. Expresaron serias preocupaciones sobre la falta de transparencia en el proceso de redacción. Afirman que muchos participantes vieron la declaración por primera vez al comenzar el congreso, sin oportunidad de aportar sugerencias.
Este grupo plantea que la declaración necesita una voz profética más fuerte y un enfoque más amplio en los problemas sociales, económicos y ambientales, especialmente en el contexto posterior al COVID-19. También señalan un desequilibrio en el tratamiento de los temas LGBTQ+, con un enfoque desproporcionado en comparación con otras preocupaciones urgentes como la justicia racial y la desigualdad económica. Proponen que la iglesia debe comprometerse no solo con la evangelización y el cuidado pastoral, sino también con la transformación de las estructuras injustas y el cuidado de la creación.
Además, el grupo critica que la declaración se centre excesivamente en las iglesias locales tradicionales, ignorando nuevas expresiones de fe, como las comunidades digitales y las organizaciones paraeclesiásticas. Sugieren que se debe abordar la industria armamentista, el racismo, el patriarcado y el nacionalismo cristiano, que distorsionan el evangelio y dañan el testimonio de la iglesia. También lamentan la omisión de una condena más clara de las justificaciones teológicas defectuosas en el conflicto de Gaza. Para ellos, la declaración carece del dinamismo necesario para inspirar un movimiento vibrante y atractivo. Consideran que la iglesia debe ser un catalizador de cambio, no solo en el ámbito espiritual, sino también en la justicia social y la igualdad, respondiendo a las preocupaciones de las generaciones más jóvenes, como la Generación Z.
Invitaban a otros participantes que estuvieran de acuerdo a firmar el documento. Yo, gustoso, lo firmé. Decenas más lo hicieron, aunque, para ser sinceros, la mayoría no lo ha hecho, ni lo hará (ni sabe de la existencia de ese reclamo).
Este es, y así es, el pueblo evangélico en el mundo: diverso, aunque mayoritariamente nostálgico de teologías arcaicas. Hoy, obsesionado con los debates morales y, por estos, preso de los partidismos políticos. Esta es la fe del pueblo al cual pertenezco y al cual me debo. Así es; sin maquillajes.
El pastor y teólogo Harold Segura es colombiano, radicado en Costa Rica. Director de Fe y Desarrollo de World Vision en América Latina y El Caribe y autor de varios libros. Anteriormente fue Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Colombia
.𝗘𝗻 𝘀𝘂 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗰𝗿𝗼́𝗻𝗶𝗰𝗮 𝗱𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗟𝗮𝘂𝘀𝗮𝗻𝗮 𝗜𝗩, Harold Segura nos muestra una mirada sincera, sin filtros, sobre lo que sucede tanto dentro como fuera del congreso. ¿Qué tensiones teológicas y pastorales se viven en los pasillos? ¿Cómo los debates sobre la Declaración de Seúl están dividiendo opiniones? Descubre más sobre estas dinámicas y las preocupaciones que inquietan a los participantes en Lausana IV.
👉 𝗟𝗲𝗲 𝗹𝗮 𝗰𝗿𝗼́𝗻𝗶𝗰𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗲𝘁𝗮 𝗮𝗾𝘂𝗶́ 𝘆 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝘀𝗶𝗻 𝗺𝗮𝗾𝘂𝗶𝗹𝗹𝗮𝗷𝗲: https://www.elblogdebernabe.com/.../lausana-sin...

 

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Lausana, sin maquillaje | Por Harold Segura
Debates sobre la Declaración de Seúl revelan tensiones teológicas en Lausana IV