jueves, 4 de septiembre de 2025

¿Qué es la verdad?

 La Verdad

“—¿Qué es la verdad? —preguntó Pilato…”, Jn 18:37-39

Nos encontramos con Pilato frente a Jesús y cuando el tema se trata de la verdad no solo puede producir incomodidad, sino también temor que aquel hombre que tiene encadenado le diga que es la verdad. El juez se puede convertir en acusado y los roles pueden ser cambiados cuando se trata de valentía y dignidad. Nos encontramos con una persona libre estando presa y un magistrado o prefecto romano encadenado al poder y a los intereses de otros. Pilato parece controlar la situación desde su alto cargo de funcionario de la gran potencia dominante. Su comportamiento puede marcar el desprecio que muchas veces sienten los burócratas hacia la víctima, como hacían los que perseguían a Jesús. “—¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó.” Y quizás con tono sarcástico “Así, con esta apariencia, ¿vas a ser tú rey?”. “Jesús contestó: —¿Lo preguntas por tu propia cuenta o porque otros te hablaron de mí?”. Frente a Jesús nos encontramos a inquietantes interrogatorios. Pilato que comenzó con cierta insolencia e ironía se ve obligado a modificar su actitud. Jesús no mira su jerarquía, cargo y posición. Lo despoja de su máscara autoritaria para confrontarlo interiormente ¿Tu cuestión es personal, auténtica o solo es superficial y curiosa? ¿Te sientes implicado con relación a tu persona o esto solo afecta para cuidar tu posición? Ante las preguntas de Pilato, Jesús responde “En realidad, yo nací y vine al mundo para dar testimonio de la verdad. Todos los que aman la verdad reconocen que lo que digo es cierto.” “ —¿Qué es la verdad?—preguntó Pilato”. Con Pilato nos encontramos con un intento normal de esconder las cuestiones que más atormentan y más secretas. Tiene miedo a que la verdad sea aquella que tiene delante sin triunfalismo, sin aplausos, sin privilegios, no rentable. Miedo a descubrir una verdad que pierde, que da risa, humilla, perseguida y en minoría. Es el miedo a una verdad que es más importante que el dinero y la popularidad. Alessandro Pronzato comenta: “¿La verdad? Demasiado comprometedora. Si fuera sólo cuestión de conocer, se la podría afrontar. Pero es claro que se trata de verse involucrado, implicado”

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 3 de septiembre de 2025

“Cuando alguien pertenece al reino de Dios, lo demuestra por lo que hace y no sólo por lo que dice”, 1 Co 4:20

 Para este mundo

“Mi reino no es de este mundo —contestó Jesús—. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo”, Jn 18:36

Jesús nos dice que su reino no se origina en este mundo, en su sistema, en sus opciones. Su reino se origina en Dios, pero es para este mundo. “Si el ‘reino’ tiene que ver solamente con el ‘más allá’, los que predican ese ‘reino’ no tendrán mayores conflictos con el “más acá”. Este tipo de evangelio les gusta a los poderes de este mundo, pero también, les puede gustar a los "cristianos" porque no les trae problemas. El Reino de Dios es un reino Universal, multicultural y multiétnico. Jesús es el reino de Dios encarnado derrotando a la maldad y crueldad con su propia vida. Jesús coloca su enfoque en el Reino de Dios y nos ayuda a pensar en esta dimensión. El reino de Dios no es una ética, ni una ideología social sino la autoridad y poder de Dios en acción por medio de palabra y obra que se centraliza en una persona; la persona de Jesús el Mesías. “Cuando alguien pertenece al reino de Dios, lo demuestra por lo que hace y no sólo por lo que dice”, 1 Co 4:20

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

 

martes, 2 de septiembre de 2025

“Si” a unos y “No” a otros. El ¡Sí! a él debe salir de un “No” a otras cosas

 Un absoluto “SI”

“Pilato le preguntó a Jesús: —¿Eres en verdad el rey de los judíos?”, Mc 15:2

Pilato se caracterizó por ser una persona indeterminada, confusa, oscura, incierta y oportunista. Su perfil quedaría resumido en no tener complicaciones. Los dirigentes religiosos entregaron a Jesús por envidia porque lo que estaba en juego era el poder y el control, Mc 15:9-10. Por otro lado, sabían que a Pilato solo le podría interesar el aspecto político. Luego de un juicio interno y proceso injusto entregan a Jesús por ser un perturbador. Pilato discute e intenta negociar, se toma tiempo, pero luego cede ante la multitud. Todos tienen prisa, en el caso de Pilato "terminar" con lo que había tratado de evitar y para los religiosos "eliminar al perturbador para pasar su pascua tranquila". Pilato se debe enfrentar cara a cara con Jesús, con los jefes judíos, con el pueblo y en su imaginación con sus superiores de Roma. Todo esto nos lleva a pensar que hay momentos en la vida que debemos tener valor para decir “Si” a unos y “No” a otros. “No” a la crueldad, la violencia, la mentira, el engaño, la manipulación y búsqueda del poder para eliminar a quien sea. Cuando no se tiene valor para estar cara a cara con Jesús es cuando cedemos el lugar a otras cosas y nos alejamos de los valores del Salvador. Ese puede ser el momento donde corremos el peligro de mirar para otro lado y las decisiones podrían ser como la de Pilato: “quedar bien con aquello que destruye”. Dios nos llama en este tiempo a ser coherentes, tener convicción y no eliminar la presencia inquietante de Jesús. El ¡Sí! a él debe salir de un “No” a otras cosas. El tema central es comprometer nuestra existencia con el Señor. Jesús quiere convertirse en una decisión seria para nosotros. "Pero a cualquiera que me desconozca delante de los demás, yo también lo desconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.", Mt 10:33. Vivamos nuestra vida en su seguimiento.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 1 de septiembre de 2025

“Alegrarnos con los que están alegres y vivir en armonía unos con otros”, Ro 12:15-16

 Arrestado por envidia

“Pilato sabía muy bien que los líderes religiosos habían arrestado a Jesús por envidia”, Mt 27:18

Poncio Pilato estaba convencido de la inocencia de Jesús e insistió en su absolución porqué desconfiaba de los jefes de los sacerdotes. Ellos deseaban su muerte a causa de la popularidad que había logrado junto al pueblo. La envidia es la venganza de los incapaces y lo que se envidia es la capacidad de los otros. El envidioso revela, a pesar suyo, la grandeza del otro. El envidioso es como aquel que arroja piedras contra un árbol lleno de frutos. El que envidia pretende oscurecer, ocultar, echar sombras sobre la capacidad del otro y termina iluminando la grandeza ajena. Su tragedia es esta: el bien le hace estar mal. La envidia puede producir un desastre en la vida e innumerables sufrimientos para todos. No se puede construir la vida propia tirando abajo la ajena. La envidia se puede convertir en amor si no esquivamos la meta de ver que a otros les vaya bien. Se nos llama a “alegrarnos con los que están alegres y vivir en armonía unos con otros”, Ro 12:15-16. Si germina el amor la envidia habrá desaparecido. Sepamos vivir con alegría, generosidad, reconocer a otros y dar ánimo.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 31 de agosto de 2025

Tengamos las manos libres para dar la vida por todos aquellos que necesitan la justicia, la verdad y mantener su dignidad.

 Intereses mezquinos

“Herodes y Pilato, que antes eran enemigos, se hicieron amigos ese día”, Lc 23:12

La crítica situación legal en que se encontraba una persona inocente fue la ocasión que utilizaron dos políticos ambiciosos para salvaguardar sus intereses mezquinos. Son personas capaces de hacer las alianzas más contradictorias con tal de alcanzar determinados objetivos. Todo está en relación con un preciso cálculo de interés, comodidad y utilidad. El poder les seduce y es la perspectiva en la que se colocan para examinar todo y a todos. Son gente que se pierden en sí mismas sin encontrar el verdadero valor que tienen las relaciones basadas en la dignidad, la verdad, la justicia y el amor. Es ahí donde renuncian a su libertad de ser y decir lo que corresponde. Es clave darnos cuenta de que hay una oportunidad en la vida y si se presenta una sola vez, es la oportunidad de ser uno mismo. Tengamos las manos libres para dar la vida por todos aquellos que necesitan la justicia, la verdad y mantener su dignidad. "Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas”, Mt 7:12

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 30 de agosto de 2025

Seguir a Jesús es dejarse inquietar por Dios

 El alboroto y la peligrosidad

“Luego, todos los de la Junta Suprema se pusieron de pie y llevaron a Jesús ante Pilato, el gobernador romano. Cuando llegaron, comenzaron a acusar a Jesús y dijeron: —Señor gobernador, encontramos a este hombre alborotando al pueblo para que se rebele contra Roma. Dice que no debemos pagar impuestos al emperador, y que él es el Mesías. Es decir, se cree rey”, Lc 23:2

Estar en el seguimiento de Jesús puede resultar peligroso, pero peor es llevar una vida insignificante. Cuando una vida no tiene nada que decir y no inquieta a nadie puede perder significancia. Seguir a Jesús es dejarse inquietar por Dios. Conocer a Jesús y seguirlo no suaviza sus exigencias, tampoco hay facilidades. Implica decir quiénes somos, lo que creemos, lo que anhelamos y amamos. La capacidad de inquietar está directamente relacionada con la disponibilidad de estar abiertos a los valores del Reino de Dios. Es una decisión precisa, lúcida y coherente. El testimonio depende de la amplitud del ideal. Lo contrario será llevar una vida muy aburrida. La peligrosidad puede estar relacionada con situaciones que necesitan ser transformadas. El Reino de Dios no está ausente o estático. Parece estar oculto y en secreto, pero puede verse con los ojos de la fe. Las personas pueden experimentar este reino y entrar en él. “Desde que Juan el Bautista comenzó a predicar hasta ahora, el reino de Dios avanza a pesar de sus enemigos. Sólo la gente valiente y decidida logra formar parte de él.”, Mt 11:12. Nuestra existencia puede estar relacionada con algo que merezca jugarnos por entero. "El Reino de Dios se desarrolla desde lo pequeño a lo grande, de lo sencillo a lo completo, de lo familiar y cercano a lo social y distante. Hablamos de un reino que crece sin protagonismos y sin la pompa de los célebres". Lo sencillo, frágil y pequeño es lo que produce el avance del Reino de Dios. Seamos semillas de fe, que Dios nos plante llevando esperanza y cubriendo la vida con amor.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lenox

viernes, 29 de agosto de 2025

Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento; dile lo que hay en tu corazón, porque él es nuestro refugio”, Sal 62:5-8

 La palabra de vida que sale del silencio

“—¿Eres el Cristo, el Hijo del Bendito? —le preguntó de nuevo el sumo sacerdote —Sí, yo soy —dijo Jesús—. Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del cielo", Mc 14:61-62

El silencio no es egoísta y no se repliega sobre sí mismo. El silencio es plenitud, no vacío. Es riqueza, don, comunicación, no aspereza. Callar puede ser necesario y es el sacrificio de la palabra, pero el mutismo puede ser cruel y destructor. Una cosa es el silencio, pero otra diferente es quedarnos mudos. Zacarías se quedó mudo en vez de permanecer en silencio. Si hubiera aceptado la revelación, quizás no habría salido mudo del templo, Lc 1:11-20. En la vida hay tiempo para callar y un tiempo para hablar, Ec 3:7. Del silencio nace la palabra justa en el momento justo y del silencio nace la palabra que es vida. “De la Palabra nace la vida, y la Palabra, que es la vida, es también nuestra luz. La luz alumbra en la oscuridad, ¡y nada puede destruirla!... Aquel que es la Palabra estaba en el mundo. Dios creó el mundo por medio de aquel que es la Palabra, pero la gente no lo reconoció. La Palabra vino a vivir a este mundo, pero su pueblo no la aceptó. Pero aquellos que la aceptaron y creyeron en ella, llegaron a ser hijos de Dios. Son hijos de Dios por voluntad divina, no por voluntad humana. Aquel que es la Palabra habitó entre nosotros y fue como uno de nosotros. Vimos el poder que le pertenece como Hijo único de Dios, pues nos ha mostrado todo el amor y toda la verdad”, Jn 1:1-14. Jesucristo nos vuelve a decir “—Sí, yo soy”, “Yo soy el que soy”. Yo soy lo que toda persona necesita. “Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en él está mi esperanza. Solo él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde no seré sacudido. Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios; él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme. Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento; dile lo que hay en tu corazón, porque él es nuestro refugio”, Sal 62:5-8

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 28 de agosto de 2025

Cuando todo ha sido juzgado por la arbitrariedad, el atropello y autoritarismo solo nos queda encomendarnos a Dios

 Las palabras del silencio

"Poniéndose de pie en el medio, el sumo sacerdote interrogó a Jesús: —¿No tienes nada que contestar? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra? Pero Jesús se quedó callado y no contestó nada.”, Mc 14:60-61

Mientras que otros pueden tomar la palabra, hay situaciones donde el silencio puede hablar más que las palabras. La palabra puede ser tomada y pedida, pero también dejada. Muchos intentan brillar con palabras, pero otros iluminan por medio del silencio. El silencio auténtico es algo sumamente intenso y posee una densidad real. Es verdaderamente algo vivo. Si mi silencio no le dice nada, mis palabras serán inútiles. Está todo dicho y no hace falta más. La luz y palabras del silencio pueden ser hechos y acciones concretas que marcan la verdad y los valores de integridad. Ahora bien, cuando hay acusaciones infundadas que muchos sufren el silencio no es bueno sino malo. Cuando todo ha sido juzgado por la arbitrariedad, el atropello, la mezquindad, la envidia, el egoísmo y autoritarismo solo nos queda encomendarnos a Dios. “Dios es mi defensor, él salva a los de corazón íntegro”, Sal 7:11. "Oré al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. Los que buscan su ayuda estarán radiantes de alegría; ninguna sombra de vergüenza les oscurecerá el rostro ... ¿Quieres vivir una vida larga y próspera? ¡Entonces refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de decir mentiras! Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y esfuérzate por mantenerla. Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno; sus oídos están abiertos a sus gritos de auxilio ... El Señor oye a los suyos cuando claman a él por ayuda; los rescata de todas sus dificultades. El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado. La persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero el Señor llega al rescate en cada ocasión", Sal 34:4-22

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 27 de agosto de 2025

Dios nos llama a la relación unos con otros, no estar solos y no dejar a nadie solo

 La soledad y el abandono

"Todavía estaba hablando Jesús cuando de repente llegó Judas, uno de los doce. Lo acompañaba una turba armada con espadas y palos, enviada por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo le dé un beso, ese es; arréstenlo y llévenselo bien asegurado». Tan pronto como llegó, Judas se acercó a Jesús. —¡Rabí! —le dijo, y lo besó. Entonces los hombres prendieron a Jesús. Pero uno de los que estaban ahí desenfundó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja. —¿Acaso soy un bandido —dijo Jesús—, para que vengan con espadas y palos a arrestarme? Día tras día estaba con ustedes, enseñando en el templo, y no me prendieron. Pero es preciso que se cumplan las Escrituras. Entonces todos lo abandonaron y huyeron”, Mc 14:43-52

El arresto de Jesús nos marca la traición y el abandono de los amigos. Luego es condenado, burlado, torturado, echado y crucificado fuera de la ciudad. La soledad y el abandono es un componente de la cruz y un distintivo de ese momento. Hay dolor cuando se sufre el alejamiento de los que tenían que estar cerca. Jesús está solo, especialmente en la hora del arresto, mientras los discípulos se dan a la fuga. Nadie le responde y la única palabra que escuchará será la de Judas. También recibirá un beso y será el beso de la traición. Lo han dejado solo, lo entregaron. Hay tristeza cuando te dejan solo y no siempre se capta ese dolor. La distancia puede ser culpable cuando se trata de la indiferencia, de no preguntar, de interesarnos, de la capacidad de comprometernos y cuando hay ausencia es cuando “llega la hora”. Dios nos llama a la relación unos con otros, no estar solos y no dejar a nadie solo. Se trata de ocupar estos espacios vacíos por medio de la comunión, del ánimo, la escucha atenta y el consuelo. “Tratemos de ayudarnos unos a otros, y de amarnos y hacer lo bueno”, Heb 10:24 “Amen a los demás con sinceridad ..., y respétense siempre, … Si alguno está alegre, alégrense con él; si alguno está triste, acompáñenlo en su tristeza. Vivan siempre en armonía", Ro 12:9-16

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 26 de agosto de 2025

Dios contestó su oración

 Un camino de obediencia

“Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora. Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú», Mc 14:32-36

El escritor del libro de Hebreos nos dice “Y como Cristo siempre fue obediente, Dios contestó su oración. Aunque él era Hijo de Dios, por medio del sufrimiento aprendió lo que significa obedecer siempre a Dios. Así, una vez que Cristo hizo todo lo que Dios le mandó, se convirtió en el salvador que da vida eterna a todos los que lo obedecen”, Heb 5:7-9. En el seguimiento de Jesús algunas veces pasamos por situaciones de dolor. El dolor es inevitable, a su vez nos transforma, aprendemos, nos puede hacer más fuertes y es ahí donde también podemos encontrar un camino de salvación. El apóstol Pablo lo expresó de esta manera “Servimos a Dios, ya sea que la gente nos honre o nos desprecie, sea que nos calumnie o nos elogie. Somos sinceros, pero nos llaman impostores. Nos ignoran aun cuando somos bien conocidos. Vivimos al borde de la muerte, pero aún seguimos con vida. Nos han golpeado, pero no matado. Hay dolor en nuestro corazón, pero siempre tenemos alegría. Somos pobres, pero damos riquezas espirituales a otros. No poseemos nada, y sin embargo, lo tenemos todo”, 2 Co 6:8-10. En medio de cualquier dolor podemos recordar las palabras del salmista “El Señor oye a los suyos cuando claman a él por ayuda; los rescata de todas sus dificultades. El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado", Sal 34:17-18. "Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda", Ro 8: 26-28. "En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total”, Ro 8:37

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 25 de agosto de 2025

Jesús llora y se estremece ante la perspectiva de la muerte

 Temor, tristeza y angustia

“Fueron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús les dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras yo oro». Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir temor y tristeza. «Es tal la angustia que me invade que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y vigilen», Mc 14:32-36

Nos encontramos con Jesús antes de la cruz y lo que ha sentido. Jesús llora y se estremece ante la perspectiva de la muerte. Siente angustia, ruega, derrama lágrimas y suplica al que lo puede librar de esa prueba espantosa. “Cuando Cristo estuvo aquí en el mundo, oró mucho a Dios, y con lágrimas le rogó que lo librara de la muerte,…”, Heb 5:7-9. Jesús no afronta la prueba decisiva como un héroe inconmovible e imperturbable. Es un hijo obediente, pero rechaza el rol de héroe. El héroe se coloca a una distancia inalcanzable. Jesús se manifiesta como cercano a todos nosotros. Es uno que siente nuestros mismos temores y que pasa por nuestros mismos miedos. Jesús se presenta débil, frágil, tembloroso, indefenso, perdido. Jesús no llevará la cruz con la pretensión de que no pasa nada y antes de morir, se romperá el aire con su grito. Nos gustaría encontrar respuestas, pero en sus labios solamente encontramos una pregunta ¿Por qué me has abandonado? Jesucristo expresa nuestra propia voz de desesperación, nuestras protestas, nuestras rebeliones, tormentos y dudas. El Salvador nos presta su voz y sus lágrimas cuando nuestra garganta ya está seca y nuestros ojos gastados por el llanto. En Jesucristo nuestro clamor se convierte en oración, nuestra soledad encuentra una amistad y las sombras se convierten en luz por sus promesas. ”Por lo tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que entró en el cielo, Jesús el Hijo de Dios, aferrémonos a lo que creemos. Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos”, Heb 4:14-16

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 24 de agosto de 2025

El camino es la imagen que define mejor la condición humana

El camino a una mesa abierta

“Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos, diciéndoles: —Tomen; esto es mi cuerpo. Después tomó una copa, dio gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella. —Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos —les dijo—. Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios”, Mc 14:22-25

El camino es la imagen que define mejor la condición humana. Nos habla de precariedad, fatiga, esperanza, peligros, luz, extravíos, imprevistos. Es aquí donde podemos encontrarnos con aquel que dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “—Yo soy el pan que da vida. El que confía en mí nunca más volverá a tener hambre; el que cree en mí, nunca más volverá a tener sed.”, Jn 6:35. “Tomen mi pan, este es mi cuerpo”, “tomen de la copa, esta es mi sangre”. Cuando hacemos memoria del Señor compartimos la alegría de estar juntos. La fe no es un asunto privado, sino un hecho público. El pueblo de Dios es un pueblo que camina, está en marcha, viaja, comparte el pan y la copa. La mesa del pan y del vino es un lugar de celebración donde juntos buscamos a Dios y nos dejamos alcanzar por él. Es una mesa que nos llama a la unidad y fraternidad en la relación unos con otros. La santa cena es una cita, memoria y anuncio, un encuentro con los suyos y a su vez constituye un adiós. ”Así que, cada vez que ustedes comen de ese pan, o beben de esa copa, anuncian la muerte del Señor Jesús hasta el día en que él vuelva”,1 Co 11:26. Este anuncio tiene que ver con todos los pueblos y todas las etnias. ¿Están todos servidos? El pueblo de Dios celebra este acontecimiento que pertenece al pasado, lo comparte en el presente y garantiza el futuro en la esperanza del Reino de Dios. “Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.” La única respuesta a la sangre derramada por el Señor es vivir un amor sin medida.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 23 de agosto de 2025

¿Estaría cada uno pensando en sus propias traiciones?

 Una cena complicada

“Al anochecer, Jesús y los doce discípulos fueron al salón. Mientras cenaban, Jesús dijo: —El que va a entregarme a mis enemigos, está aquí cenando conmigo. Los discípulos se pusieron muy tristes, y cada uno le dijo: —No estarás acusándome a mí, ¿verdad? Jesús respondió: —Es uno de ustedes, y ahora mismo está mojando su pan en el mismo plato que yo”, Mc 14:17-21

Cuando Jesús nos confronta y examina nuestro caminar nos podemos encontrar con una palabra que nos perturba, “—El que va a entregarme a mis enemigos, está aquí cenando conmigo”. Nuestra reacción podría ser como la de ellos "—No estarás acusándome a mí, ¿verdad?”. Cuando los discípulos se pusieron muy tristes quizás se estaban mirando a sí mismos ante sus opciones oscuras y con sus pecados no confesados. Es el momento donde todo sale a la luz y en esta cena no falta nada, orgullo, impureza, incredulidad, desconfianza, lucha por el poder, traición. Recordamos las palabras de Jesús cuando le dice a sus discípulos "amigos, ...”, Jn 15:15. En medio de cualquier circunstancia Jesús se atreve a llamarnos “amigo”. Espera de nosotros algo diferente y un nuevo comienzo. Cuando esto no ocurre se le abre la puerta al adversario. “Cuando Judas comió el pan, Satanás entró en él”, Jn 13:27. El demonio tiene vía libre cuando el amor se convierte en desertor. “Así que Judas se fue enseguida y se internó en la noche.”, Jn 13:30. Cada uno se quedó en su sitio y no se movieron para ir a buscar a Judas. ¿No se habrán dado cuenta? ¿Estaría cada uno pensando en sus propias traiciones? ¿No les interesó la salida de Judas? Parece que esta comida llena de amor se convirtió en una cena de indiferencia de la iglesia naciente. Él sigue esperando que alguno de los “suyos” se levante y salga fuera a buscar al que se puede perder. “Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación. Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros”, Ga 6:1-3

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 22 de agosto de 2025

“¿Entienden lo que he hecho con ustedes?”

 Lo que más cuesta

“Pues Jesús sabía quién lo iba a traicionar. A eso se refería cuando dijo: «No todos están limpios» Después de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, se sentó y preguntó: —¿Entienden lo que acabo de hacer? Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque es lo que soy. Y, dado que yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Les digo la verdad, los esclavos no son superiores a su amo ni el mensajero es más importante que quien envía el mensaje. Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá por hacerlas.”, Jn 13:11-17

Jesús lavo los pies de Judas. Jesús sabía quién era Judas, Jn. 2:25, 6:64,70. ¿Qué haríamos si alguno de nosotros tuviese en su grupo a una persona como Judas? Quizás por mucho menos que una traición no tendríamos a personas que no estén de acuerdo con nosotros. Judas había oído el mensaje de Jesús, pero eso no lo transformó. Es muy interesante cuando Pablo les habla a los Corintios sobre la locura de la cruz, 1 Co. 1:23, 25. Exponerse y quedar vulnerable ante el enemigo es realmente una locura. Sin embargo, Jesús lavó los pies de Judas. Responder cabalmente al ejemplo de Jesús en lavar los pies de todos implica abandonar el derecho de elegir a quien quiero servir. “¿Entienden lo que he hecho con ustedes?” “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien porque lo soy”. Maestro cuya doctrina tenemos que aprender y Señor cuya voluntad debemos obedecer. Deja claro que su humildad no ignora quien y que es El. Jesús es el Rey, un ser Divino y nos muestra la característica de la humildad que debe tener toda autoridad. No solemos ver esto en nuestras mentes y rendirnos en adoración. Los modelos aprendidos muchas veces son otros y distorsionan nuestra comprensión - comportamiento. Jesús muestra el modelo de mansedumbre, humildad, servicio y amabilidad fraternal. Es el modelo que recomienda para sus seguidores. Nos exige que prestemos atención a su comportamiento y nos esforcemos en imitarlo. “Les he puesto ejemplo para que hagan lo mismo… ¿Entienden esto?.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 21 de agosto de 2025

Jesús era una persona que estaba dando vuelta el orden social

 Estatus

“Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: —Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí? Jesús contestó: —Ahora no entiendes lo que hago, pero algún día lo entenderás. —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! —Si no te lavo —respondió Jesús—, no vas a pertenecerme. —¡Entonces, lávame también las manos y la cabeza, Señor, ¡no solo los pies! —exclamó Simón Pedro. Jesús respondió: —Una persona que se ha bañado bien no necesita lavarse más que los pies para estar completamente limpia. Y ustedes, discípulos, están limpios, aunque no todos.”, Jn 13:6-10

Jesús era una persona que estaba dando vuelta el orden social. El amor de Cristo trascendió las barreras de clase social. Esta actitud de Jesús produjo una reacción fuerte en Pedro. “¡No!, protestó Pedro jamás me lavaras los pies”, Jn 13:8. No podía soportar la idea de que Jesús se humillara de esa manera. Jesús estaba rompiendo con el paradigma de los honores y prestigio que solemos tener en nuestro medio. Pedro seguramente no se sentía digno. Tenía razón: no era digno de recibir esto, ninguno lo somos, pero no era una cuestión de mérito sino de Gracia. Lo que nos cuesta entender es el mensaje central: Jesucristo sirve y da su vida por los pecadores. Su humillación lo engrandece una vez más y de aquí nace el modelo del Siervo, el modelo del pastorado, el modelo para ser discípulo. La reverencia del sistema actual o del mundo es diferente. Encuentra difícil hacer lo que el Señor hizo. “Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.”, Fil 2:1-4

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 20 de agosto de 2025

 Identidad

“Era la hora de cenar, y el diablo ya había incitado a Judas, hijo de Simón Iscariote, para que traicionara a Jesús. Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas y que había venido de Dios y regresaría a Dios. Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.”, Jn 13:2-5

Jesús era alguien que conocía su identidad. Como acto de aseo personal la gente se lavaba los pies. Por lo general era una tarea que hacían los esclavos o quizás las mujeres y niños. Lo más probable es que este lavamiento de pies fue provocado por alguna mala conducta de los discípulos. Quizás estaban discutiendo en qué orden se debían sentar a la mesa o quien en esa ocasión debía ser el siervo y lavar los pies de todos. Lucas en su evangelio nos relata que tuvieron un altercado sobre quién sería el más importante. Los discípulos estaban dispuestos a pelearse por un trono, pero no por una toalla. No era probable que alguno tome la toalla para lavar los pies de su compañero. Ellos preferían sentarse a comer sucios antes que estar limpios. Jesús realizó algo impresionante. No apareció ningún esclavo, el que apareció fue Jesús. Se humilló. Lavó los pies de todos. Usó todo su poder para servir. Jesús sabía bien quien era y no necesitaba el poder para completar su identidad. No mal usó el poder y no lo manejó para sentirse importante o llenar un vacío en su vida. Podemos mal usar y abusar del poder cuando no sabemos realmente quienes somos, cual es nuestra identidad y a quien tenemos que ser semejante. “Jesús les dijo: «En este mundo, los reyes y los grandes hombres tratan a su pueblo con prepotencia; sin embargo, son llamados “amigos del pueblo”. Pero entre ustedes será diferente. El más importante de ustedes deberá tomar el puesto más bajo, y el líder debe ser como un sirviente. ¿Quién es más importante: el que se sienta a la mesa o el que la sirve? El que se sienta a la mesa, por supuesto. ¡Pero en este caso no!, pues yo estoy entre ustedes como uno que sirve.”, Lc 22:25-27

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 19 de agosto de 2025

 Hasta el fin

“Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amo hasta el fin” Jn 13:1

Este capítulo nos habla que se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Entonces se recluye para estar con sus discípulos. ¿Qué sentía en esa hora hacia los discípulos? El texto dice: los amó hasta el fin. Jesús era una persona que amaba. En su corazón encontró un lugar para su gente. Su mayor preocupación era seguir preparándolos para sus deberes y pruebas futuras. No fue egoísta. No se quedó pensando en sus penas o la perspectiva del gozo posterior. Se resalta la constancia de Jesús. Jesús nos muestra un amor hasta el fin, aunque no todos lo amaron así. El Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio. Tenía el dominio completo, autoridad y poder. ¿Que hizo Jesús con este poder? Jesús realizo un acto sencillo y profundo: “así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura”, Jn. 13: 4-5. Jesús hace una exposición dramatizada de la grandeza de su amor: ofreció su servicio a gente que no lo merecía, que lo abandonarían y también ofreció su servicio a una persona que se oponía. Demostró que el amor divino llega hasta las últimas consecuencias. Jesús era una persona que amaba. Los amó hasta el fin. “Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.”, Ro 8:38-39

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 17 de agosto de 2025

“Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento”

 Saliendo fuera

“Faltaban dos días para que se celebrara la fiesta de la Pascua. A esta fiesta también se le llamaba fiesta de los panes sin levadura. En esos días, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley buscaban la manera de engañar a Jesús, para poder arrestarlo y matarlo. Decían entre ellos: «Vamos a hacerlo, pero no durante la fiesta, no sea que la gente se alborote y se ponga en contra de nosotros”, Mc 14:1-2

Se acercaba el tiempo de la pascua y para el pueblo esta celebración representaba la historia de la salvación. Este relato gira alrededor de la palabra “preparar”. Los dirigentes se preparan para arrestar a Jesús, en el caso de Judas se prepara para traicionarlo, una mujer con un frasco de perfume muy caro se anticipa a preparar el cuerpo del Señor para su entierro y Jesucristo da las indicaciones para los preparativos de la cena pascual. Mientras que los dirigentes excluyen a Jesús para celebrar la pascua, él se manifiesta como el salvador. Jesús inaugura un nuevo tiempo, una pascua nueva. Jesús es el cordero de Dios que nos libra de los pecados y nos relaciona con Dios. Este acontecimiento es recordado por el pan y el vino. Dios nos llama en este tiempo a celebrar la vida porque Jesús lo entregó todo por nosotros. Sigamos cada día dando lo mejor y sirviendo a todas las personas a la cual Dios nos envía. “Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento”, Heb 13:12-13. “El amor de Cristo domina nuestras vidas..., y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos. Cristo nos envió para que hablemos de parte suya, y Dios mismo les ruega a ustedes que escuchen nuestro mensaje. Por eso, de parte de Cristo les pedimos: hagan las paces con Dios.”, 2 Co 5:14-20

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 16 de agosto de 2025

Preferir la humildad y la sencillez

 Evidencia

“Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas”, Jn 12:24

La presencia de Jesús es esencial en la vida de su pueblo. La gente que busca ver a Jesús nos desafía para que esto ocurra. Nos corresponde interpretar y satisfacer lo que implica. Se nos llama a “perder la vida” en saber rechazar la vanidad. Preferir la humildad y la sencillez. Se trata de saber elegir entre las posiciones de poder o la necesidad de menguar para que Jesús crezca. Es decidir entre la complicidad o la autenticidad. Elegir entre la notoriedad o la fidelidad. Optar por las conquistas o el amor. La presencia de Jesús es el fruto espiritual que se abre camino lento y espontaneo en el secreto de los corazones. Escoge la libertad de las conciencias. Hay gente que espera ver a Jesús como esos griegos. “Entonces llamó a la multitud para que se uniera a los discípulos, y dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme. Después, Jesús llamó a sus discípulos y a la gente, y les dijo: «Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a morir en una cruz y a hacer lo que yo les diga. Porque si sólo les preocupa salvar la vida, la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mí y por anunciar las buenas noticias, entonces se salvarán. De nada sirve que una persona gane todo lo que quiera en el mundo, si al fin de cuentas pierde su vida. Y no hay nada que una persona pueda dar para salvar su vida.» Delante de esta gente malvada que rechaza a Dios, no se avergüencen de mí ni de mis palabras. Si lo hacen, yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de ustedes cuando venga con el poder de mi Padre y con sus ángeles.», Mc 8:34-38. “Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce discípulos y les dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser el más importante, deberá ocupar el último lugar y ser el servidor de todos los demás.», Mc 9:35

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 15 de agosto de 2025

 "Queremos ver a Jesús”

“Algunos griegos que habían ido a Jerusalén para celebrar la Pascua le hicieron una visita a Felipe, que era de Betsaida de Galilea. Le dijeron: «Señor, queremos conocer a Jesús», Jn 12:20-21

En este relato encontramos algunos griegos o temerosos de Dios que desean ver a Jesús. Estos griegos le hacen una visita a Felipe que era de una ciudad medio pagana llamada Betsaida de Galilea. “Felipe se lo comentó a Andrés, y juntos fueron a preguntarle a Jesús. Jesús respondió: «Ya ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre entre en su gloria.” Quizás con esta respuesta podrían pensar que es el tiempo del maestro, del éxito, popularidad, de la gloria y el triunfo. Jesús seguidamente responde de una manera muy diferente a las posibles expectativas de Felipe, de Andrés y de esos griegos. No es la hora de la notoriedad, sino es la hora que el grano de trigo debe ser sembrado y morir bajo tierra. Es la hora de una dolorosa siembra, no de la recolección triunfal. La fertilidad y reproducción pasa a través de la muerte. La hora y el tiempo de Jesús es el de la pasión, del paso de este mundo al Padre. En este tiempo nos podemos preguntar ¿Cuál es nuestra hora? ¿Cuál es la hora de la iglesia? “La gente quiere ver a Jesús” “La gente solamente necesita ver a Jesús”. No es ver nuestras estructuras, métodos, sistemas, jerarquías, prestigio, reglamentación, lucha por el poder y control. “Solo queremos ver a Jesús”. Así de simple, pero a su vez es necesario dar un paso que implica morir a una vieja mamera de ser. Dejar atrás lo que no sirve y nacer a una nueva manera de ser iglesia para los demás. Sino lo hacemos, simplemente nos quedamos solos. “Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo”. Que Dios nos ayude a repensar los modelos y formas que tenemos de ser iglesia y comunidad. Que podamos ser una comunidad abierta para los demás guiada por el Espíritu Santo.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 14 de agosto de 2025

Trepar en la escala social

 Jactancia y figuración

“Jesús siguió enseñando y les dijo: «¡Cuídense de los maestros de la Ley!", Mc 12:38-40

Nos encontramos en el Templo de Jerusalén y es tiempo de la Pascua. Según los historiadores llegaban a Jerusalén casi diez peregrinos por cada habitante. Era el momento oportuno para traer ofrendas y diezmos donde el Templo era el encargado de recolectarlos. Jesús dice: “Tengan cuidado de los maestros de la ley…”. Seguidamente comparte que a los maestros de la ley les gusta pasearse con ropas ostentosas, que los saluden en las plazas, ocupar los primeros lugares, apoderarse de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Jesús señala la jactancia y figuración. Jesús lanza una advertencia generalizada y describe la rigidez legalista con la explotación del poder que hacen los sacerdotes. Jesús al hablar de los maestros de la ley de Jerusalén, está enfocado principalmente en los que abusaban de su autoridad en sus visitas a los pueblos y aldeas rurales. Los acusa que les gusta hacerse ver y figurar en los primeros lugares en reuniones y cenas (probablemente festividades). Para estos maestros de la ley era algo normal. La sociedad estaba basada en el prestigio y el honor, como era toda la cultura mediterránea. La figuración era imprescindible, y estaba asociada con la riqueza y el poder. Estos religiosos participan de esa competencia por el poder, por el prestigio. Era lo que el imperio esperaba de ellos, pero no es lo que agrada a Dios. Todo el orden social en el Imperio romano expresaba esta idea (ver 1 Co 1:25-29). Si bien la crítica de Jesús apunta a los religiosos, es un tiro por elevación a todo el sistema de honores y poder. Estos maestros de la ley (que eran parte de la muy pequeña “clase media” de la época), por su ambición de “trepar” en la escala social no dudan en integrarse a un sistema de valores que contradice el sentido de disposición al servicio y humildad que predicaron los profetas de su pueblo. Dios nos vuelve a desafiar: “Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. “Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente”, Sal 51:17

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 13 de agosto de 2025

Tengan fe en Dios

 Mover Montañas

“A la mañana siguiente, Jesús y sus discípulos pasaron junto a la higuera, y vieron que se había secado hasta la raíz. Pedro recordó lo que había pasado el día anterior, y le dijo a Jesús: —Maestro, ¡mira! El árbol que maldijiste está seco. Jesús les dijo: —Confíen en Dios. Les aseguro que, si tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan en sus oraciones sucederá. Si le dijeran a esta montaña: “Quítate de aquí y échate en el mar”, así sucedería. Sólo deben creer que ya está hecho lo que han pedido.» Cuando oren, perdonen todo lo malo que otra persona les haya hecho. Así Dios, su Padre que está en el cielo, les perdonará a ustedes todos sus pecados”, Mc 11:20-26

El hecho que la higuera fue secada de raíz significa que la destrucción fue total y que nadie en el futuro comería de este árbol. La Higuera está simbolizando al sistema religioso de la época con sus componentes políticos. Esto sirvió como advertencia del juicio que vendría en el año 70 DC cuando los romanos entraron en Jerusalén y destruyeron el templo. No dejará impune a un sistema religioso excluyente, de presión, abuso, control, robo y que no ha dado la libertad a la gente, sino la ha sometido a un legalismo que la ha esclavizado. “Pedro, acordándose, le dijo a Jesús: ¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste!” La respuesta de Jesús es “Tengan fe en Dios”. Jesús apela a la calidad de la Fe y la Oración. Les dice: “Les aseguro que si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de lo que dice sucederá, lo obtendrá.” Quitarse de aquí para allá o trasladarse parece ser una frase proverbial que significa quitar grandes dificultades, 1 Co 13.2. Implica que desaparezca un sistema de valores que no da libertad a la gente. El antídoto será la Fe, pedir por medio de la oración, apelar a su poder que incluye el amor a los enemigos y perdonar a otros. Somos llamados a seguir a Jesús y superar los obstáculos. Sigamos adelante haciendo un esfuerzo extra: “a tiempo y fuera de tiempo”. Oremos creyendo que Dios quitará los grandes obstáculos para la evangelización mundial.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 12 de agosto de 2025

¿Cuál es el fruto que busca el Señor en medio de su pueblo?

 Procesos intencionales

“Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y empezó a sacar de allí a los que estaban vendiendo y comprando. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero de otros países por dinero del templo, y también derribó los cajones de los que vendían palomas. Y Jesús no dejaba que nadie anduviera por el templo llevando cosas. Luego se puso a enseñar a la gente y le dijo: «Dios dice en la Biblia: “Mi casa será llamada ‘Casa de oración para todos los pueblos’.” Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones», Mc 11:15-17

El problema del templo y su dirigencia era que aparentaba vida, pero sus hermosas hojas escondían un tremendo vacío. Debemos examinarnos y tener cuidado que no pase lo mismo en nuestro medio. Los pueblos que se acercaban a esta higuera no encontraban algo que les satisficiera la sed y el hambre. ¿Cuál es el fruto que busca el Señor en medio de su pueblo? Jesús les enseñaba con estas palabras: ¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones” ?, Mr. 11:17. Hace referencia a un reino inclusivo que Dios quiere instaurar. Su preocupación tiene que ver con todas las naciones, para todos los pueblos, a favor de todas las etnias. Jesús no se queda con sus límites nacionalistas sino los trasciende. Debemos cuidarnos de no estar centrados en nosotros mismos a favor de las instituciones olvidándonos de las necesidades menos alcanzadas de los no alcanzados y menos evangelizados. Se espera que como individuos e iglesias o comunidades comencemos un proceso intencional para alcanzar a los que están desposeídos del evangelio llevando el mensaje que transforma toda la existencia humana. El Señor está llamando a otras etnias para que también sean su pueblo e invita a su Iglesia a participar. ¿Cómo estamos respondiendo como Iglesia? ¿Qué procesos intencionales estamos comenzando para alcanzarlos?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox